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Sarah Gantz

Las colonoscopias salvan vidas, pero muchos en EE. UU. no se las hacen. Las pruebas caseras cambiarían eso

FILADELFIA— La abuela de Celestine Tention solía tomarse las pastillas de antiácido con ginger ale, una tras otra, día tras día.

Pasaron años hasta que el dolor fue tan fuerte que tuvo que pedir ayuda, pero para entonces no había mucho que los médicos pudieran hacer. La abuela de Tention se trasladó de su casa en Harlem a vivir con la familia de Tention, e hicieron todo lo posible por cuidarla.

"Literalmente tuvimos que verla morir de cáncer de colon", dijo Tention, de 64 años, de Filadelfia.

Tention recordó la experiencia de su abuela cuando, al hacerse mayor, empezó a tener reflujo ácido. Un día cogió el bote de antiácido y se quedó helada.

"Me dije, 'Espera un momento. La historia no se va a repetir'", recordó Tention.

Eso fue hace ocho años. Le extirparon algunos pólipos durante una colonoscopia, y sus médicos determinaron que debía repetir el procedimiento cada tres años para asegurarse de que no se había desarrollado ningún cáncer.

El cáncer de colon es uno de los pocos cánceres que se pueden prevenir con un cribado rutinario, ya que los primeros tumores malignos se pueden eliminar durante una colonoscopia. Sin embargo, es la segunda causa de muerte por cáncer en Estados Unidos detrás del cáncer de pulmón.

Los nuevos casos de cáncer de colon han disminuido de forma constante entre los adultos mayores durante décadas, ya que el gran impulso del cribado temprano ha ayudado a detectar los problemas a tiempo. Pero los casos están aumentando entre los adultos menores de 50 años que no se someten a las pruebas de detección rutinarias.

Esta sorprendente tendencia ha hecho que los organismos de lucha contra el cáncer recomienden que las pruebas de detección rutinarias comiencen a los 45 años. Pero, como ocurre con muchos aspectos del sistema médico estadounidense, muchas personas no pueden encontrar, y mucho menos pagar, la atención que necesitan.

"Sin duda, el cribado colorrectal y los resultados son cuestiones de equidad médica", dijo Samir Gupta, gastroenterólogo y codirector del programa de control del cáncer en el Centro Oncológico Moores (MCC) de la Universidad de California en San Diego (UCSD), quien ha investigado ampliamente la cuestión.

"Las disparidades están ahí por raza y etnia, nivel de ingresos, nivel de educación, el tiempo de estancia en Estados Unidos", dijo Gupta. "La mayor disparidad es en el cribado de las poblaciones sin seguro o Medicaid frente a otras poblaciones, como las personas con Medicare y seguro por parte de la empresa".

Por razones que no se comprenden del todo, las personas afroamericanas tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon, así como mayores tasas de mortandad por esta enfermedad en comparación con las personas blancas o latinas; en comparación con los hombres y mujeres blancos, las tasas de cáncer de colon fueron un 24 por ciento más altas entre los hombres afroamericanos y un 19 por ciento más altas entre las mujeres afroamericanas en 2019, según un informe de la Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS). Los tres grupos suelen someterse a pruebas de detección casi al mismo ritmo.

La investigación muestra que las brechas más evidentes en las tasas de detección de cáncer de colon se encuentran a lo largo de las divisiones de ingresos y seguros, en lugar de las líneas raciales.

Hasta el 80 por ciento de las personas cubiertas por Medicare —el sistema federal de seguros para personas mayores y algunos discapacitados— o por seguros médicos privados están al día con sus pruebas de detección de cáncer de colon. Pero solo el 30 por ciento de las personas que no tienen seguro y el 50 por ciento de las que tienen Medicaid, el plan estatal-federal para los estadounidenses de bajos ingresos, se han sometido a las pruebas rutinarias, según datos de la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud.

En virtud de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, las compañías de seguros están obligadas a cubrir sin costo alguno cualquier procedimiento que se considere un examen preventivo esencial. Más recientemente, los legisladores federales solucionaron una laguna jurídica que le permitía a las aseguradoras cobrarle a los pacientes si se extirpaban pólipos durante el procedimiento. Las personas que no están aseguradas pagan la factura ellas mismas.

Parte del problema, según los médicos, es que mucha gente cree que la colonoscopia es la única forma de detectar el cáncer de colon. El procedimiento, que se realiza bajo sedación, consiste en colocar una pequeña cámara en el extremo de un tubo flexible para explorar el colon y el intestino grueso en busca de pólipos, pequeños crecimientos de células que pueden convertirse en cáncer si no se eliminan.

Sin seguro, una colonoscopia puede costar desde unos 1,000 dólares en un centro ambulatorio hasta más de 3,000 dólares si se hace en un hospital. La anestesia cuesta 500 dólares más.

La falta de transporte, los trabajos que no permiten ausencia por enfermedad —la prueba requiere tiempo de preparación y recuperación— y la falta de información acerca de la importancia de la detección del cáncer son otros obstáculos.

"Históricamente, en este país, la principal forma de cribado colorrectal ha sido la colonoscopia: es muy eficaz, está ampliamente disponible y se ha demostrado que reduce la mortalidad por cáncer colorrectal", dijo Shivan Mehta, un gastroenterólogo y jefe asociado de innovación en Penn Medicine. "Pero hay otras estrategias", dijo, refiriéndose a las pruebas caseras, cada vez más populares para detectar posibles signos tempranos de cáncer.

"Podemos resolver muchos de estos problemas de equidad [con las pruebas caseras], porque no se está sujeto a todas estas otras áreas en donde las cosas pueden fallar", dijo Mehta.

El gastroenterólogo de Einstein Healthcare Network, Mark Goldberg, ha logrado llevarle las pruebas de detección a la gente, en lugar de esperar a que pidan cita.

Goldberg y sus colegas reparten habitualmente kits de pruebas a domicilio en las iglesias del vecindario de Filadelfia, al oeste de Einstein, en donde Goldberg dijo que las tasas de detección son especialmente bajas.

"Nuestro objetivo es educar a la gente para que pueda tomar una decisión informada, que creemos que es el cribado", dijo.

La distribución de kits de pruebas en las iglesias y otros lugares de reunión de la comunidad también supone una oportunidad para que los médicos hablen con la gente sobre los riesgos del cáncer de colon y disipen los mitos sobre la colonoscopia, como el de que duele.

Tention conoció a Goldberg en su iglesia, Enon Tabernacle Baptist Church, en el noroeste de Filadelfia.

Con demasiada frecuencia, dijo Tention, "escuchamos la experiencia o la falta de conocimiento de otras personas, y lo tomamos como la verdad absoluta, en lugar de hacer nuestra propia investigación o hablar con nuestros propios médicos".

Parte del problema es encontrar médicos con los que te sientas cómodo hablando. Incluso Tention, quien sabía por la experiencia de su familia la importancia de someterse a las pruebas de detección, no se sintió cómoda con el último gastroenterólogo que vio.

Pero le gustó que los médicos de Einstein se tomaran el tiempo durante un fin de semana para ir a su iglesia y responder sus preguntas.

Cuando se presenta la oportunidad, Tention también le explica a la gente por qué debería hacerse las pruebas, aunque su ánimo está impregnado de amor duro.

"Cualquiera que no se lo haga es un tonto", dijo. "Puede salvarte la vida".

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