WASHINGTON — El presidente Joe Biden cuenta con sus relaciones personales con senadores republicanos veteranos para que ayuden a que su primera propuesta importante (un enorme paquete de ayuda por el coronavirus) pase el bloqueo legislativo y se convierta en ley.
Pero incluso la mejor de las amistades podría producir pocos avances en el actual Congreso, un lugar que ha cambiado rápidamente desde que Biden ocupó por última vez un escaño en el Senado hace una docena de años, dijeron legisladores veteranos y experimentados operadores del Capitolio.
"Se ha vuelto mucho más partidista", dijo el senador republicano Richard Shelby, de Alabama, quien prestó servicio con Biden durante más de 20 años. "Hay mucho menos respeto de mucha gente a las tradiciones en el Senado, los precedentes, las reglas".
Biden ha dicho que quiere que su primer proyecto legislativo (un paquete de ayuda por el coronavirus de casi dos billones de dólares) reciba al menos algún apoyo republicano. Es un deseo que algunos críticos liberales han ridiculizado como ingenuo, pero el presidente y sus ayudantes insisten en que es posible.
Los asesores de la Casa Blanca han citado repetidamente las profundas y duraderas relaciones de Biden con los senadores como la razón por la que está en una posición única para restaurar el bipartidismo en el proceso legislativo.
Sin embargo, muchos de los republicanos que estaban cerca de Biden hace tiempo que dejaron el cargo. Y los que quedan dicen que la institución, los partidos políticos y la atomósfera son mucho menos propicios para el tipo de negociación que era más común durante los casi 40 años de carrera de Biden en la cámara, que terminó a principios de 2009 cuando renunció al Senado para convertirse en vicepresidente.
Si la conexión de Biden con los 13 legisladores republicanos con los que prestó servicio en el Senado puede ayudarle a domar esas fuerzas, eso marcará el tono de su presidencia.
"No es solo el Senado el que ha cambiado", señaló Billy Piper, antiguo jefe de gabinete del líder republicano senador Mitch McConnell, de Kentucky. "Es la sociedad en general la que ha cambiado".
Biden no necesita necesariamente el apoyo de los republicanos para promulgar el proyecto de ley de alivio para el coronavirus. Utilizando un proceso conocido como reconciliación, una bancada demócrata unificada en el Senado puede aprobarlo con 50 votos y el apoyo de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris.
Pero desde los primeros días de su campaña, Biden hizo hincapié en su intención de unir al país para empezar a resolver los problemas que han frustrado a los políticos durante décadas. Es una aspiración que el nuevo presidente reiteró esta semana, alegando que es optimista de que puede finalmente ganar el apoyo bipartidista para su paquete de ayuda.
Las personas cercanas a Biden dicen que su toque personal es muy diferente al de su predecesor, el ex presidente Donald Trump. El presidente en funciones disfruta haciendo llamadas a sus antiguos colegas (aunque ni él ni la Casa Blanca dirán cuáles) y no arremete contra los disidentes de sus políticas en Twitter.
"No se trata solo de a quién conoce, sino de cómo el presidente Biden trata a la gente y entiende lo que necesita", dijo Kendra Barkoff Lamy, quien fue secretaria de prensa de Biden cuando era vicepresidente. "Respeta su punto de vista, sabe cómo encontrar un terreno común y que el compromiso no es una mala palabra".
Cuando Biden era vicepresidente del ex presidente Barack Obama, era el principal enlace de la administración con el Capitolio, representando a la Casa Blanca en el almuerzo semanal de su partido y a menudo negociando directamente con McConnell durante los estancamientos legislativos.
Su historial en la consecución de acuerdos en el Congreso, como la autoría de la Ley de Violencia contra las Mujeres en la década de 1990, le granjea elogios incluso de los republicanos, algunos de los cuales sostienen que Biden tiene más posibilidades de lograr un avance legislativo de lo que muchos en Washington esperan. Lo importante del presidente es su "estilo y comportamiento" a la hora de gobernar y no sus amistades republicanas, dijo Piper, el veterano operador republicano.
"Con esto, lo que quiero decir es que no se levanta de la cama despreciando al otro lado", dijo Piper. "Se levanta de la cama pensando: '¿Cómo puedo lograr mis objetivos dentro del marco que existe?’ Eso estuvo ciertamente ausente en la pasada Casa Blanca, y yo diría que eso es un pequeño cambio en relación con el presidente para el que trabajó".
La Casa Blanca está promoviendo la idea de que Biden y Harris, quien hasta principios de este mes era la senadora más joven de California, podrán unir a sus antiguos colegas de ambos lados del pasillo para apoyar un proyecto de ley de ayuda de una manera que la administración anterior no pudo.
"Obviamente, el presidente prestó servicio en el Senado de Estados Unidos durante mucho tiempo, tiene una gran cantidad de relaciones", dijo a los periodistas Symone Sanders, una asesora principal de Harris. "Y creo que las relaciones del presidente, junto con las de la vicepresidenta, serán muy, muy valiosas a medida que vayamos avanzando en la tarea de conseguir un verdadero apoyo bipartidista para estos paquetes".
La subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, rechazó la sugerencia de que el actual Partido Republicano en el Capitolio es diferente del que estaba en el poder cuando Biden prestó servicio ahí.
"A muchas personas del Capitolio que son senadores, él las conoce desde hace mucho tiempo y ha tenido relaciones con ellas desde hace mucho tiempo", indicó.
Sin embargo, hay muchos republicanos del Senado que dicen no conocer muy bien a Biden.
"No tengo realmente una relación con el presidente. Estuvo mucho aquí, pero nunca estuve en su círculo", comentó el senador Tim Scott, un republicano de Carolina del Sur que ha prestado servicio en el Senado desde 2013.
McConnell y el senador de Carolina del Sur Lindsey Graham están entre los republicanos que siguen en el Senado y, en el pasado, han tenido buena relación con Biden. Graham se refirió en una ocasión a su antiguo colega como "la persona más agradable que creo haber conocido en política" y "un hombre tan bueno como Dios ha creado", aunque su relación se ha agriado un poco en los últimos años.
El ex senador republicano Bob Corker de Tennessee, que prestó servicio con Biden en el Senado, mencionó que los frecuentes viajes del demócrata de Delaware al Capitolio ayudaron a forjar su reputación allí. Y en comparación con Trump, Biden tendrá expectativas más "realistas sobre lo que puede ocurrir en el Senado", indicó Corker en una entrevista.
"Pero solo porque el senador McConnell y Joe Biden se conozcan desde hace mucho tiempo, el senador McConnell es el tipo de persona que todavía va a estar muy centrado en los resultados políticos reales", dijo Corker. "Y, lo que es más importante, dónde está su bancada, y todo eso".
El senador de Misuri Roy Blunt, quien era líder del Partido Republicano en la Cámara de Representantes cuando Biden estaba en el Senado, dijo que él y Biden estuvieron en muchas reuniones juntos y que le parece "un tipo agradable".
"Creo que las relaciones sí importan, y creo que eso abre la puerta a encontrar las cosas en las que se está de acuerdo más fácilmente de lo que se abriría esa puerta de otro modo", comentó Blunt sobre las relaciones de Biden con los republicanos del Senado. "Pero no creo que eso signifique que de repente acabes estando de acuerdo en cosas en las que en 20 años de conocimiento mutuo nunca habías estado de acuerdo".
No son solo las personas y las políticas las que han cambiado en el Congreso, dicen los operadores políticos veteranos. El auge de las redes sociales ha cambiado el propio proceso de negociación, haciendo más difícil el acuerdo en un momento en el que los legisladores pueden recibir información instantánea de los electores y de los grupos de intereses especiales.
"No hay duda de que las relaciones siguen siendo importantes", subrayó Brian Walsh, ex ayudante del senador republicano John Cornyn de Texas. "El problema es que la información se difunde y se procesa con tanta rapidez en la izquierda y en la derecha que los debates se definen incluso antes de que los legisladores lleguen a un acuerdo. En los buenos viejos tiempos, uno podía sentarse en una sala de conferencias y llegar a acuerdos. Ahora todo puede estallar en 10 segundos en Twitter".