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Georgea Kovanis

Las estrategias más nuevas para frenar las muertes por sobredosis: heroína recetada, máquinas expendedoras de drogas

DETROIT— Desde agujas gratuitas hasta lugares de inyección supervisada, en donde los consumidores de drogas pueden inyectarse en medio de personas entrenadas para responder a casos de sobredosis, pasando por una máquina expendedora que reparte Narcan, la reducción de daños —la estrategia más reciente para frenar el gran número de muertes por sobredosis— está siendo noticia en todo el país y en Michigan.

Reducir los daños asociados al consumo de drogas, con la finalidad de mantener con vida a los adictos el tiempo suficiente como para recibir tratamiento —si eso desean—, es parte oficial de la política de drogas de Michigan. El año pasado, el estado invirtió seis meses y 900,000 dólares en una campaña publicitaria para educar al público respecto a dónde y cómo conseguir Narcan, el medicamento que revierte las sobredosis de opioides, y dónde y cómo encontrar intercambios de agujas. El objetivo de la campaña: Los consumidores de drogas pueden cambiar—a su propio ritmo.

Se trata de un contraste drástico y, según los expertos, necesario en comparación al antiguo enfoque "Solo di no" y el de abstinencia. "La estrategia en todo el país se ha centrado principalmente en la prevención, el tratamiento y la abstinencia, pero creo que hemos visto en nuestros datos a nivel nacional, y en Michigan, que eso no ha estado funcionando en términos de frenar la epidemia de intoxicación mortal por drogas que tenemos", dijo Joe Coyle, director de prevención de enfermedades infecciosas del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Michigan.

"Creo que el hecho de que la gente logre la abstinencia no es algo malo", dijo. "Que la gente se comprometa con el tratamiento no es algo malo, y deberíamos fomentarlo siempre que podamos, pero tenemos que mantener a la gente con vida el tiempo suficiente como para llegar a eso".

Más de 100,000 personas en todo el país murieron por sobredosis —2,952 de ellas en Michigan— durante los 12 meses que terminaron en abril de 2021. Nunca antes se habían registrado tantas muertes por sobredosis durante un periodo de 12 meses.

Entonces, ¿qué es exactamente la reducción de daños? ¿Y cuál ha sido su impacto hasta ahora?

En lugar de considerar a las personas adictas a las drogas como delincuentes o fracasos morales, la reducción de daños reconoce que la adicción es una enfermedad y una crisis de salud pública. Su objetivo es reducir los daños asociados al consumo de drogas, con el propósito de mantener vivos a los consumidores, reduciendo la propagación de enfermedades como el VIH y la hepatitis y reduciendo el número de sobredosis. Porque las drogas ilícitas no van a desaparecer.

Las drogas son más mortíferas que nunca y lo que hemos estado haciendo para frenar la crisis de las sobredosis no está funcionando. El número de personas que mueren por sobredosis sigue aumentando. En 2020, más personas que nunca —93,000— murieron por sobredosis. Y los datos preliminares muestran que, en los 12 meses entre abril de 2020 y abril de 2021, más de 100,000 personas murieron por sobredosis de drogas. La mayoría de las muertes estaban relacionadas con el fentanilo, un opioide sintético ultrapotente que es hasta 100 veces más fuerte que la morfina y hasta 50 veces más potente que la heroína, según Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos. Enviar a los consumidores de drogas a la cárcel u ordenar que asistan a rehabilitación no evita sus muertes por sobredosis, al igual que enviar a un paciente con cáncer a la cárcel o a rehabilitación no detendría su enfermedad. Los defensores de la reducción de daños, entre ellos Drug Policy Alliance, que pretende despenalizar las drogas, afirman que la adicción es una cuestión de salud, no de delincuencia, y que es necesario que Estados Unidos cambie su punto de vista en cuanto a la adicción.

Los defensores de la reducción de daños creen en el fácil acceso al Narcan (su nombre genérico: naloxona), que revierte las sobredosis de opiáceos. También apoyan el fácil acceso a jeringas limpias para reducir la transmisión de la hepatitis y el VIH, ya que ambas enfermedades pueden propagarse a través de agujas contaminadas. Igualmente, apoyan el uso de tiras reactivas para fentanilo, las cuales pueden determinar si el fentanilo se ha mezclado con otras drogas, para evitar que los usuarios consuman fentanilo sin saberlo. Otro principio de la reducción de daños es un tratamiento asistido con medicación, que utiliza opioides como la buprenorfina o la metadona para evitar los síntomas de abstinencia y reducir el deseo de consumir otros opioides, como analgésicos, heroína o fentanilo.

Esa es la opinión de los partidarios del tratamiento basado en la abstinencia. Pero la realidad, según los expertos en reducción de daños, es que la buprenorfina y la metadona suavizan el síndrome de abstinencia y evitan que las personas tengan ganas de consumir drogas, lo que significa que es menos probable que recaigan.

La buprenorfina es un agonista parcial de los opioides, lo que significa que no se conecta completamente a los receptores opioides del cerebro como lo hacen la heroína o el fentanilo. La fórmula de la buprenorfina, conocida como Suboxone, contiene naloxona. Naloxona es el nombre genérico de Narcan. La Suboxona es sublingual. Si alguien intenta triturarla para esnifarla o fundirla para inyectársela, la naloxona de la fórmula se activa y hace que la buprenorfina sea inútil.

Y la metadona no proporciona el subidón de euforia que la heroína da, según National Institute on Drug Abuse.

En una situación ideal, el uso de buprenorfina y metadona debe estar muy controlado. Y el uso del tratamiento asistido con medicación implica asesoramiento. Tanto la buprenorfina como la metadona deben tomarse a diario.

He aquí un ejemplo: Un estudio de 17,586 consumidores de drogas de Massachusetts que sobrevivieron a una sobredosis demostró que el tratamiento posterior con metadona o buprenorfina redujo en gran medida su riesgo de morir por otra sobredosis. Las muertes por sobredosis se redujeron en un 59 por ciento en quienes recibieron metadona y en un 38 por ciento en aquellos tratados con buprenorfina, según el estudio financiado por National Institutes of Health.

Sí. También se utiliza naltrexona (su nombre comercial: Vivitrol). Se administra en forma de inyección mensual. A diferencia de la buprenorfina y la metadona, no es un opioide. Quienes están a favor del uso de la naltrexona, señalan que su inyección mensual es un factor de conveniencia—Suboxone debe tomarse diariamente y, en la mayoría de los casos, incluso con las excepciones relacionadas con la pandemia que permiten que algunos pacientes que están haciendo bien su tratamiento se lo lleven a casa, la metadona suele administrarse diariamente en los centros clínicos. Los partidarios del uso de naltrexona como tratamiento también señalan su falta de valor de venta en las calles como otra ventaja sobre la buprenorfina y la metadona.

Sin embargo, comenzar a usar naltrexona es más complicado. Una persona que empieza a usar naltrexona tiene que esperar de siete a 14 días después de su último consumo de opioides antes de iniciar el tratamiento, mientras que una persona que inicia con la buprenorfina tiene que esperar de 12 a 72 horas, dependiendo de los opioides que haya ingerido por última vez. Esperar ese número de días necesarios para usar naltrexona puede ser extremadamente difícil para alguien que experimenta el síndrome de abstinencia y que tiene muchas ganas de usar drogas de nuevo.

La buprenorfina y la metadona se venden ilegalmente. Varios informes publicados indican que la mayoría de las personas que las compran ilegalmente lo hacen para calmar el síndrome de abstinencia cuando no pueden encontrar su droga preferida.

La naltrexona no tiene valor de venta en las calles porque no es un opioide.

Todos los tratamientos han sido aprobados por Food and Drug Administration de Estados Unidos. El tratamiento con metadona se utiliza desde los años 60.

Sin embargo, los bebés nacidos de mujeres que utilizan buprenorfina —cuyo uso se aprobó en Estados Unidos en 2002— o metadona durante el embarazo pueden nacer adictos a esas drogas y tener que experimentar el síndrome de abstinencia.

A pesar de ese riesgo, la mayoría de los médicos creen que es mejor mantener a una mujer embarazada con buprenorfina que correr el riesgo de que recaiga y sufra los daños que suelen acompañar al consumo de drogas—violencia, delincuencia, agresiones sexuales, falta de hogar, sobredosis, la muerte.

No necesariamente. No consumir drogas es la única forma segura de eliminar los daños asociados al consumo de drogas. Pero los defensores de la reducción de daños dicen que no es realista pensar que las drogas desaparecerán de repente. En otras palabras, la adicción a las drogas —al igual que otras enfermedades como el cáncer, las cardiopatías o la diabetes— llegó para quedarse.

La reducción de daños reconoce que recuperarse de la adicción no es fácil y que se producen recaídas. Además, algunos defensores de la reducción de daños señalan que no todos los que consumen drogas quieren o están preparados para dejar de hacerlo, y que es mucho mejor ayudar a esos consumidores a seguir vivos y ayudarlos a ser miembros productivos de la sociedad en vez de esperar a que dejen de consumir de golpe.

Algunos creen que es así. "La gente piensa que al centrarnos en la reducción de daños... de alguna manera estamos restándole importancia al tratamiento. Creo que lo que dicen los defensores de la reducción de daños es que necesitamos todas las herramientas de nuestra caja de herramientas", dijo Sheila Vakharia, subdirectora del departamento de investigación e involucramiento académico de Drug Policy Alliance. "Implementar la reducción de daños no es restarle importancia al tratamiento, es complementar el tratamiento".

Las investigaciones demuestran que los drogadictos que participan en programas de reducción de daños tienen más probabilidades de dejar las drogas por completo que los que no participan en ellos. Un estudio sobre los clientes de un centro de intercambio de agujas de Seattle demostró que las personas que usaban el servicio tenían más probabilidades de reducir su consumo de drogas o de dejarlo por completo. También demostró que los nuevos usuarios del programa tenían cinco veces más probabilidades de entrar a tratamiento que los que nunca habían usado el programa de servicios de jeringas. Y una vez que la gente deja de usar agujas sucias, la tasa de infección por VIH y hepatitis disminuye.

En cuanto al Narcan, ayuda a mantener a las personas con vida hasta que estén preparadas para recibir tratamiento.

Pues bien, una clínica de Vancouver, en Columbia Británica, ofrece heroína de grado farmacéutico a pacientes que no han tenido éxito con la metadona. La dosis es suficiente como para mantener alejados los antojos y el síndrome de abstinencia, para que los pacientes puedan mantener sus trabajos y su vida. Además, está libre de fentanilo.

Y en cuatro ciudades de Canadá hay máquinas expendedoras que dispensanhidromorfonacon receta a determinados usuarios como sustituto de la heroína. La hidromorfona (nombre de marca: Dilaudid) no está adulterada, por lo que los usuarios están más seguros frente al fentanilo.

En algunos lugares, las drogas son legales. Portugal despenalizó el consumo y la posesión de pequeñas cantidades de drogas en 2001 y, con la despenalización, disminuyeron las muertes por sobredosis. Lo mismo en Suiza.

En 2021, el estado de Oregón despenalizó la posesión de pequeñas cantidades de heroína, cocaína, analgésicos ilícitos, metanfetaminas y otras drogas. Una persona sorprendida con pequeñas cantidades para uso personal de cualquiera de esas drogas recibirá una citación civil, aunque un informe de National Public Radio indica que muchísimas personas ignoran sus citaciones.

A finales del año pasado, Nueva York abrió sus primeros puntos de inyección supervisada. Los consumidores de drogas se inyectan en un lugar seguro, rodeados de personal que tiene acceso a Narcan y puede revertir sobredosis, proporcionar jeringas y recursos para el tratamiento.

Con subvenciones, Michigan ha ampliado sus programas de intercambio de jeringas, y sigue haciéndolo. Durante el primer trimestre de 2019, los programas de servicios de jeringas distribuyeron 164,517 jeringas, comparado con las 718,169 del primer trimestre de 2021.

El estado tiene un pedido permanente de Narcan, lo que significa que se puede comprar sin receta en las farmacias.

Las prisiones de Michigan han comenzado el tratamiento asistido con medicación. En noviembre de 2021, 332 personas encarceladas estaban recibiendo tratamiento asistido con medicación, y hay una lista de espera con aproximadamente 910 personas. La población penitenciaria era de aproximadamente 32,100 personas a finales del año pasado, según el Departamento Correccional de Michigan. El MDOC calcula que el 70% de las personas encarceladas padecen trastornos por consumo de sustancias, incluido el 22%, que padece trastornos por consumo de opiáceos. Espera que el tratamiento asistido con medicación se ofrezca en todas las prisiones del estado para finales de 2023.

MDHHS está ampliando su Naloxone Leave Behind Program, en el que los socorristas que atienden sobredosis no mortales dejan un botiquín de naloxona al paciente, a sus familiares o a sus amigos. El año pasado, dejaron más de 125 botiquines de naloxona. Hasta ahora, todos o parte de 24 condados —incluidos Macomb, Washtenaw y Livingston— participan en Leave Behind Program.

La cárcel del Condado Oakland instaló una máquina expendedora de naloxona para las personas que salen de la cárcel. Los consumidores de drogas que abandonan la cárcel son especialmente vulnerables a las sobredosis. La abstinencia de heroína/fentanilo durante un periodo de tiempo, por ejemplo durante una condena en la cárcel, reduce la tolerancia del consumidor a las drogas. A menudo, las personas que han estado en abstinencia reinician su hábito usando la misma cantidad de drogas que usaban antes de dejarlo. Hacerlo es abrumador y provoca una sobredosis y, a menudo, la muerte. Con la máquina expendedora, cualquiera que salga de la cárcel tiene acceso a Narcan.

Habrá que esperar y ver. Los expertos tienen claro que la abstinencia por sí sola no está funcionando.

Fuentes: National Institute on Drug Abuse, Substance Abuse and Mental Health Services Administration de Estados Unidos, Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos y Centers for Disease Control and Prevention.

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