Piper Hutchinson no se opone a las apuestas. Pero esta joven de 25 años, quien estudia comunicación política, dice que estaba "realmente preocupada" por el correo electrónico que recibió en enero por parte del departamento de deportes de la Universidad Estatal de Luisiana (LSU).
El mensaje, que también se le envió a un gran número de aficionados de LSU, animaba a los destinatarios a descargar la aplicación Caesars Sportsbook. El asunto en el correo: "Te esperan 300 dólares en apuestas gratis". Hutchinson, estudiante de último año, dice que las universidades no deberían animar a sus estudiantes a apostar.
"Tiene que haber una línea divisoria entre el aspecto comercial del atletismo y el académico cuando se trata de una importante universidad emblemática", dijo.
Con el inicio de Madness March esta semana, esa línea es cada vez más borrosa en los campus de los aproximadamente 30 estados del país , en donde las apuestas deportivas en línea ahora son legales. Hasta la fecha, LSU es una de las siete escuelas, entre la Universidad de Maryland (MBD), la Universidad de Colorado (CU) y la Universidad Estatal de Michigan (MSU), que han llegado a lucrativos acuerdos publicitarios con aplicaciones de apuestas como Caesars Sportsbook y PointsBet.
En virtud de estos acuerdos de mercadotecnia, las aplicaciones móviles de apuestas deportivas pagan para que sus nombres se mencionen en las emisiones de radio, se destaquen en las apps de las universidades y se muestren en el interior de los estadios para que los aficionados y los telespectadores los vean. En una noche reciente en Pete Maravich Assembly Center en LSU, un anuncio de Caesars Sportsbook apareció junto a la pista. En la red de radio deportiva de la escuela, un locutor ofrecía "tu actualización del marcador de Caesars Sportsbook". También hay un nuevo Caesars Sportsbook Skyline Club en el estadio de fútbol.
"En algunas partes del país, vemos que los deportes universitarios son más populares que los profesionales", le dijo Dan Shapiro, director de desarrollo de Caesars Digital, a Sports Business Journal en octubre.
En Colorado, los deportistas universitarios han firmado acuerdos de patrocinio con MaximBet, una app de apuestas. Este tipo de acuerdos, antes prohibidos, fueron posibles el año pasado, cuando NCAA eliminó las restricciones que le impedían a los estudiantes deportistas ganar dinero con actividades como hacer publicaciones en las redes sociales y firmar autógrafos.
Michael Schreiber, fundador y director ejecutivo de Playfly Sports, quien gestiona los derechos de los medios de comunicación para los departamentos de atletismo de las universidades, incluidos los acuerdos con empresas de apuestas deportivas, dice que la creciente aceptación de las apuestas entre las universidades es similar a la forma en que las escuelas ahora permiten alcohol dentro de los estadios después de años de prohibirlo. Las apuestas deportivas, dice, "se han convertido en una norma social".
Los acuerdos están ayudando a las universidades a llenar los agujeros en sus presupuestos creados por la pandemia, y le permiten a las casas de apuestas deportivas llegar a un grupo demográfico clave de aficionados al deporte universitario, muchos de los cuales harán apuestas este mes durante el torneo de la Madness March de NCAA. El año pasado, se esperaba que casi 50 millones de personas apostaran en el torneo de baloncesto universitario, y el número de personas que apuestan en los juegos a través de una casa de apuestas deportivas en línea se triplicó en comparación con 2019, según American Gaming Association (AGA).
Pero los acuerdos publicitarios han suscitado preocupaciones acerca de la promoción de las apuestas entre los estudiantes universitarios, los cuales pueden ser vulnerables a la adicción. Varios estados y universidades restringen las apuestas en los partidos universitarios. Aunque NCAA permite los acuerdos de mercadotecnia entre las escuelas y las aplicaciones de apuestas deportivas, sigue prohibiéndole las apuestas a los atletas universitarios, entrenadores y administradores. En una audiencia en el Congreso en julio, Heather Lyke, la directora de atletismo de la Universidad de Pittsburgh (Pitt), dijo que los legisladores deberían prohibir por completo las apuestas en los deportes universitarios, diciendo que "apostar crea presiones y tentaciones que no deberían existir", y en última instancia "tendrá un impacto corrosivo y perjudicial en los estudiantes-atletas y el cuerpo estudiantil en general por igual".
"No es descabellado prever que los estudiantes apuesten el dinero de la ayuda financiera o del trabajo en el 'gran juego'", añadió.
Christine Reilly, directora de investigación del Centro Internacional para el Juego Responsable (ICRG), una organización respaldada por los casinos, dijo que el grupo actualmente está estudiando si la legalización de las apuestas deportivas está creando más adictos a apostar. Dijo que el grupo está particularmente preocupado por los jóvenes de 18 a 25 años, quienes son "propensos a involucrarse en actividades adictivas".
"Tu cerebro no está completamente formado sino hasta que tienes unos 26 años, así que los chicos de ese grupo son muy vulnerables a desarrollar estos problemas", dijo Reilly.
Sin una ley nacional que restrinja las apuestas en los deportes universitarios, ha surgido un mosaico de leyes estatales y políticas escolares. En Virginia, Oregón, Nueva Jersey y Nueva York, es ilegal apostar en los partidos jugados por las universidades del estado, aunque las apuestas deportivas en línea ahora son legales en esos estados. Algunas universidades —como Purdue, St. Joseph's (SJU) y Villanova— le prohibieron a los estudiantes, al profesorado y al personal apostar por los equipos de sus escuelas.
El año pasado, el Consejo Nacional del Juego Problemático (NCPG) publicó unas pautas para la comercialización de acuerdos entre las universidades y las casas de apuestas deportivas. Entre sus "salvaguardias clave", el consejo dijo que las empresas de juego no deberían pagarle a las universidades en función del número de personas que logren que se inscriban. Pero, en al menos un acuerdo entre UC y PointsBet Holdings Ltd., la escuela recibe 30 dólares por cada nuevo cliente que envía a la app de apuestas, de acuerdo con Sports Illustrated.
Timothy Fong, psiquiatra y director del programa de estudios sobre el juego (UGSP) de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), dijo que no le preocupan tanto los anuncios de las aplicaciones de apuestas deportivas dentro de los estadios universitarios: le preocupa que las universidades animen directamente a los estudiantes a usarlas.
"Si les dicen a los estudiantes de LSU: 'Regístrate en esta aplicación' y no les dan ninguna información acerca de la adicción a las apuestas, eso es realmente problemático", dijo Fong.
En un comunicado, Caesars dijo que sus acuerdos con LSU y Michigan State "se centran en llegar a la gran base de ex alumnos y aficionados mayores de 21 años", y la compañía ha prometido "no dirigirse a los menores de 21 años". Caesars está trabajando con LSU y el estado de Luisiana para prevenir los trastornos relacionados con las apuestas, y está creando becas para los estudiantes de ambas escuelas que quieran seguir una carrera deportiva, dijo un portavoz.
Cody Worsham, portavoz del departamento de atletismo de LSU, dijo que, cualquiera que introdujera una dirección de correo electrónico para conseguir entradas para los partidos de LSU, recibía la promoción de Caesars Sportsbook. Dijo que el envío del correo electrónico a los aficionados menores de 21 años fue "un error" y el proceso de aprobación del correo electrónico "no se siguió de la manera en la que debería haber sido".
"Estamos llevando a cabo procedimientos más sólidos para garantizar que se cumpla nuestro compromiso de no comercializar con estudiantes menores de 21 años", dijo. Añadió que el departamento de atletismo de LSU le está enseñando a los atletas cómo cumplir con las reglas de juego, y trabajando con el departamento de salud del estado para educar a los estudiantes respecto a cómo apostar responsablemente.
El correo electrónico que promocionaba la aplicación móvil de apuestas de Caesars provocó diversas reacciones en los estudiantes de LSU. Brandon Barrient, un estudiante de 20 años, no cree que el acuerdo de mercadotecnia de la escuela sea un gran problema, comparándolo con los anuncios de cerveza en la televisión que se le muestran a personas que pueden ser demasiado jóvenes como para beber. "Creo que algunas personas dudan del cambio", dijo.
Pero Joe Kehrli, editor de deportes del periódico estudiantil, dijo que algunos estudiantes que recibieron el correo electrónico eran menores de 21 años, la edad legal para apostar en Luisiana. "Se vio como una oportunidad para aprovecharse de los estudiantes", dijo Kehrli.
El profesor de comunicaciones de LSU, Robert Mann, dijo que el correo electrónico "muestra una escandalosa falta de consideración" por el bienestar de los estudiantes vulnerables. "Están invitando a los estudiantes a apostar por el atletismo de LSU", dijo. "Se siente como algo demasiado preocupante".
Charlie Stephens, estudiante de tercer año de LSU, dijo que el correo electrónico era "realmente extraño" viniendo de una universidad que pretende considerar los intereses de sus estudiantes. Pero añadió que tiene una app móvil de apuestas deportivas en su celular y que considera que las apuestas deportivas legalizadas son mejores que las alternativas clandestinas, que muchos chicos usaban antes de que fueran legales.
"Me encantaría ver a los Tigres ganar y hacer algo de dinero al mismo tiempo", dijo.