CARACAS, Venezuela — La Universidad Central de Venezuela (UCV) es, por diversos motivos, el mayor emblema de la educación superior en Venezuela. Fundada en 1721, es la institución universitaria más antigua del país sudamericano.
Su campus principal, la Ciudad Universitaria de Caracas, fue construido por decreto del presidente Isaías Medina Angarita, y bajo supervisión del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, entre las décadas de 1940 y 1960. Su importancia es tal que la UNESCO la declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2001.
Koïchiro Matsuura, director general de la UNESCO, dijo en aquel momento que la Ciudad Universitaria es “una obra maestra de planificación urbanística, de arquitectura y de arte, así como un ejemplo destacado de realización coherente de los ideales artísticos, arquitectónicos y urbanísticos de principios del siglo veinte”.
Por su trayectoria, la UCV fue el principal exponente de la educación pública y gratuita venezolana, decretada en 1870, por el presidente Antonio Guzmán Blanco.
Sin embargo, en el marco de la profunda crisis que afecta a Venezuela en todos los niveles, el campus de la Universidad Central de Venezuela lleva años en franco deterioro.
Históricamente, en la segunda mitad del siglo XX, las principales ideologías de los estudiantes y las autoridades de la Universidad Central de Venezuela fueron las de izquierda. Pero, desde que el expresidente Hugo Chávez llegó al poder, esta ideología poco a poco fue perdiendo poder dentro de la universidad.
Con el auge de las protestas del movimiento estudiantil a mediados de la década de 2000, la UCV se convirtió en un bastión contra el gobierno encabezado por Chávez.
El ejecutivo comenzó entonces a imponer trabas burocráticas para el normal funcionamiento de la institución. Las reducciones presupuestarias y ataques a la autonomía universitaria se volvieron constantes.
“En las universidades públicas siempre faltó plata [dinero]. Cuando yo era estudiante, eso era un problema constante y ya quedaba de parte de los estudiantes hacer campañas de concientización para cuidar el campus”, dijo a Zenger Alejandro González, ingeniero egresado de la Universidad Central de Venezuela. “Pero el descuido gubernamental con las universidades públicas fue más evidente e intencional desde que el movimiento estudiantil protestó contra Chávez en el 2007, con tanta repercusión que fue la única elección que Chávez perdió en vida”, dijo.
En 2007, hubo un referéndum impulsado por el gobierno tras la reelección de Chávez el año anterior. Las principales cuestiones fueron, entre otras, las de declarar constitucionalmente a Venezuela como un estado socialista y permitir la reelección indefinida del presidente. El movimiento estudiantil, del cual la UCV formaba parte, lideró la campaña por el ‘no’, que obtuvo el 56 por ciento de los votos.
Chávez, al reconocer los resultados, dijo en televisión que había sido una “victoria de mierda”, mientras que la suya fue una “derrota de dignidad”.
En los últimos años, la inseguridad dentro del campus aumentó, y la Ciudad Universitaria sufrió varios robos. Desde el mobiliario de las instalaciones, pasando por los equipos de diferentes laboratorios e incluso el cableado de las oficinas, cada vez se complica más reponer el equipamiento del campus.
De todas formas, la mayor preocupación es el deterioro estructural de la Ciudad Universitaria. Los especialistas explican que la vida útil del concreto con el cual están construidas la mayoría de las instalaciones de la universidad es de 50 años, por lo que, a estas alturas, requerirían de un trabajo de mantenimiento con urgencia.
En junio de 2020, parte del pasillo techado de la universidad se desplomó por falta de mantenimiento. Esto encendió las alarmas de la comunidad estudiantil, que tras años de abandono, finalmente comenzó a ver cómo, literalmente, se caía la universidad.
Hasler Iglesias, expresidente de la Federación de Centros Universitarios, dijo en aquel momento que “la Universidad no está en capacidad de mantener su infraestructura” y que “las condiciones de este tramo no son excepcionales, todo el campus está así”
Nos parte el corazón el colapso de este tramo de estructura de pasillo techado en la #UCV.
La Universidad no está en capacidad de mantener su infraestructura, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Las condiciones de este tramo no son excepcionales, todo el campus está así. pic.twitter.com/iZMNJUNZ1c
— Hasler Iglesias (@HaslerIglesias) June 17, 2020
En junio de 2021, se registró un incendio en la Escuela de Estudios Políticos que los bomberos de la UCV no pudieron controlar por la falta de suministro de agua. El fuego se extendió por horas hasta que finalmente el cuerpo de bomberos del Distrito Capital pudo mitigarlo, lo que desató la indignación de la comunidad de alumnos y egresados.
Román Camacho, periodista venezolano, explicó que el 25 por ciento del techo de la Escuela se vio afectado por el incendio.
Incendio en la UCV consumió el 25% del techado de la escuela de estudios políticos y administrativos. Bomberos de la UCV y Dtto Capital se encuentran refrescando la estructura. Aún se desconoce la causa del incendio.
: Daniel Echeverría pic.twitter.com/CVZ3Z4bqqm— Roman Camacho (@RCamachoVzla) July 1, 2021
Finalmente, este hecho propició que la vicepresidencia del régimen de Maduro se involucrara.
A inicios de agosto, el ministro para la Educación Universitaria César Trómpiz anunció la creación de tres subcomisiones que se encargarían de recuperar los espacios de la UCV: una encargada de hacer el análisis de la infraestructura del campus, otra encargada de la política institucional con las autoridades universitarias para la coordinación de los trabajos y, por último, una encargada del mantenimiento general de la universidad.
La comunidad estudiantil, sin embargo, mantiene la posición de que el gobierno no debería encargarse de mantener la universidad, sino de asignar los presupuestos adecuados.
“Si el Estado le asignara a la universidad lo que solicita, no habría que estar haciendo ninguna comisión presidencial. La universidad con esos recursos pudiese mantener la infraestructura y pudiese cumplir con los diversos elementos necesarios para la vida académica”, dijo a Zenger Jesús Mendoza Morales, consejero universitario y presidente del Centro de Estudiantes de Odontología.
“En noviembre de 2020, la universidad le pidió a la OPSU [Oficina de Planificación del Sector Universitario] el presupuesto que necesitaba [para el 2021]. La OPSU nada más le aprobó el 2.27 por ciento de lo que la UCV solicitó. Para la USB [Universidad Simón Bolívar] fue peor, porque le aprobó el 0.5 por ciento de lo que solicitó. Pero no solo es que aprueban un pírrico porcentaje de lo que solicitan, sino que aparte no lo cancelan a tiempo. … Aún en el mes de agosto, la UCV no ha recibido ni un solo bolívar de ese presupuesto [para 2021]”, dijo Mendoza Morales.
Muchos consideran que esta acción por parte del gobierno es por interés en la campaña electoral para las elecciones regionales de noviembre. “Ellos buscan hacer un juego político y anunciar con bombos y platillos la designación de una comisión, cuando realmente ellos no están cumpliendo con lo que dice la ley”, dijo.
Los presupuestos de la universidad han sido un problema a lo largo de las décadas.
“Siempre ha faltado dinero para el pago de los profesores. Nunca las partidas han sido completas. Yo recuerdo muchas veces, en los setentas y ochentas, huelgas de profesores y empleados porque no podían cubrir esos costos. … Pero esto no ha sido solo el caso de la UCV. A todas las universidades nacionales les han faltado recursos históricamente”, dijo a Zenger María Pelayo, politóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela. “El venezolano siempre ha sido descuidado en el uso de las cosas. Pero, desde la llegada del chavismo, la marginalización del país ahora es evidente y en todos sus aspectos”, dijo.
“Las autoridades internas de la universidad no están exentas de responsabilidad. Ellos han ido bajando la cabeza con lo que dispone el gobierno en lugar de buscar alternativas. … Por ejemplo, la Universidad Católica Andrés Bello [privada] ha solicitado ayuda de sus egresados para el mantenimiento de sus instalaciones y pago de salarios. La UCV tiene, probablemente, la red de egresados más grande de Venezuela, y debería hacerles partícipes del mantenimiento”, dijo Pelayo.
Más allá de la preocupación por el patrimonio físico de la universidad, esta situación afecta a miles de estudiantes que tratan de seguir con sus estudios a pesar de todas las adversidades.
En 2019, antes de la pandemia, se reportó que la tasa de deserción estudiantil en la UCV era del 40 por ciento. Si bien otras instituciones privadas, como la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Metropolitana, hacen esfuerzos por becar estudiantes, la oferta de carreras y el número de cupos de la UCV son insustituibles en el corto y mediano plazo. No hay otras universidades con la infraestructura para asumir la cuota de decenas de miles de estudiantes que estudian en ‘La casa que vence las sombras’, el lema de la UCV.
Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas