Bajo la presión de la escasez de personal en los hospitales y del agotamiento de las enfermeras, los legisladores de varios estados recientemente aprobaron proyectos de ley destinados a ampliar las escuelas de enfermería.
Durante más de dos años, la pandemia por COVID-19 ha puesto de manifiesto tanto la importancia de las enfermeras como la presión que hay sobre la mano de obra. A los hospitales, los centros de cuidado a largo plazo e incluso las escuelas de educación básica les ha faltado tanto personal en los últimos meses que han tenido que cancelar procedimientos, retrasar el traslado de pacientes a camas de hospitalización o reducir otros servicios. Esta temporada legislativa, esa sensación de crisis ha impulsado los esfuerzos bipartidistas para aumentar la formación y la licencia de las enfermeras.
Las propuestas se han dividido en cierto modo en función de los partidos, ya que los legisladores republicanos de los estados rojos hacen hincapié en la reducción de las normas de formación y los demócratas de los estados azules en el aumento de la financiación. Sin embargo, los líderes de ambos partidos coinciden en la necesidad de que haya más enfermeras formadas que ayuden a los pacientes.
Indiana, por ejemplo, necesita graduar a 1,300 enfermeras más al año hasta 2030 para satisfacer las necesidades de atención médica del estado, dijo el representante estatal Ethan Manning, un republicano. El gobernador republicano Eric Holcomb firmó la semana pasada un proyecto de ley patrocinado por Manning, que flexibiliza algunos requisitos de formación de enfermeras.
Había una escasez de enfermeras en Indiana antes de que llegara el COVID-19, señaló Manning. "La pandemia, por supuesto, solo lo ha empeorado. Así que era hora de tomar medidas".
La nueva ley elimina los límites respecto a qué tan rápido pueden crecer los programas de enfermería de dos y cuatro años de duración, permitiéndole a las escuelas de enfermería sustituir algunas horas clínicas obligatorias por horas de simulación —es decir, entrenamiento usando maniquíes, tecnología y juegos de rol— y le permite a los programas de dos años contratar a más profesorado a tiempo parcial.
Un proyecto de ley de Kentucky, también patrocinado por los republicanos, eliminaría los límites del crecimiento de los programas y flexibilizaría las credenciales de titulación exigidas al profesorado de las escuelas de enfermería. Tanto las medidas de Kentucky como las de Indiana relajarían también algunas normas de concesión de licencias de enfermería.
Por su parte, la gobernadora de Nuevo México, la demócrata Michelle Luján Grisham, aprobó un presupuesto que reserva 15 millones de dólares en subvenciones, que los programas de enfermería pueden usar para ampliar las matrículas, y 30 millones de dólares para posibilitar puestos de trabajo en enfermería.
La asamblea legislativa del estado de Washington, controlada por los demócratas, aprobó fondos para ampliar en unas 200 plazas los programas públicos de enfermería (un aumento de aproximadamente el 10 por ciento, según la Asociación de Hospitales del Estado de Washington [WSHA]), mejorar la formación en simulación y crear un programa de ayuda de préstamos estudiantiles para el profesorado de las escuelas de enfermería.
"Considerando en particular este año, nunca había recibido peticiones más apasionadas de educadores de enfermería o de hospitales acerca de las políticas de personal de enfermería", dijo Vandana Slatter, representante del estado de Washington, demócrata que preside el Comité de Desarrollo de la Facultad y la Fuerza de Trabajo de la Cámara de Representantes y que patrocinó el proyecto de ley de ayuda para préstamos estudiantiles.
Slatter, farmacéutica, dijo que ha escuchado a enfermeras que se pusieron a llorar por teléfono o que llamaron durante el único descanso de 10 minutos que habían tenido durante horas. "Como profesional de la salud, me rompió el corazón", dijo.
Manning, de Indiana, también propuso este año un fondo de alivio de préstamos estudiantiles para las enfermeras y otros tipos de proveedores que trabajan en zonas del estado con escasez de personal, entre otros criterios, pero no llegó a ninguna parte. Algunos de sus colegas se mostraron recelosos de crear un nuevo programa gubernamental, dijo, y los legisladores y los grupos de defensa también discreparon respecto a cómo pagarlo.
La pandemia por COVID-19 ha sometido al sistema sanitario a una presión tan inusual que es difícil saber con seguridad cuántas nuevas enfermeras necesita el país, según los expertos académicos.
Antes de que se produjera la pandemia, Peter Buerhaus, de Center for Interdisciplinary Health Workforce Studies de la Universidad Estatal de Montana (MSU), y sus colegas proyectaron que Estados Unidos ganaría un millón de nuevas enfermeras registradas entre 2015 y 2030.
"No creo que a la mayoría de la gente le preocupara que estuviéramos ante una gran escasez", dijo.
La pandemia alteró las previsiones al aumentar la demanda de enfermeras para puestos clave, como en las unidades de cuidados intensivos (ICU) y las salas de urgencias, y al mismo tiempo ahuyentó a las enfermeras que estaban exhaustas, buscaban un salario más alto, no podían encontrar guarderías o no estaban dispuestas a vacunarse.
"Nos encontramos en un periodo volátil", dijo Buerhaus. Es posible, señaló, que algunas enfermeras que renunciaron durante la pandemia regresen o que la demanda de servicios vuelva a los niveles anteriores a la pandemia.
Sin embargo, las asociaciones de hospitales y los grupos de enfermería de muchos estados afirman que la escasez local es acuciante, y han estado presionando a los legisladores para que respondan.
"La mayoría de los estudios muestran que, en la próxima década, Indiana tendrá un déficit de miles de enfermeras, teniendo en cuenta el envejecimiento de la población y las tendencias nacionales del aumento de la demanda de enfermeras", dijo Andy VanZee, vicepresidente de la Asociación de Hospitales de Indiana (IHA).
"Si a esto le añadimos la pandemia y que muchas organizaciones están viendo un 10 o 20 por ciento de jubilaciones y transiciones de los actuales profesionales de la enfermería hacia otras carreras, se crea este reto", dijo.
Una forma de abordar el problema es simplemente formar a más enfermeras nuevas. De acuerdo con la Asociación Americana de Facultades de Enfermería (AACN), un grupo con sede en Washington, D.C. que defiende los programas de enfermería, los programas de enfermería rechazaron más de 90,000 solicitudes cualificadas el año pasado en todo el país.
Dre acuerdo con la asociación, las facultades rechazan a los solicitantes cualificados principalmente porque no tienen suficiente profesorado, plazas clínicas o financiación para aceptarlos.
Contratar y retener al profesorado de enfermería ha sido durante mucho tiempo un reto. Los acreditadores de los programas de enfermería suelen exigir que el profesorado tenga al menos una maestría, pero estas enfermeras tan preparadas pueden ganar mucho más en entornos clínicos que en la enseñanza.
"Estar en el mundo académico es cuestión de vocación", dijo Deborah Walker, directora ejecutiva de la Asociación de Enfermeras de Nuevo México (NMNA). Dijo que, en Nuevo México, los miembros de la facultad con títulos de posgrado pueden ganar tan solo 45,000 dólares al año, mientras que las enfermeras en ejercicio con menos educación pueden ganar 75,000 dólares.
Alrededor del 8 por ciento de los puestos de trabajo de la facultad a través de 935 programas de enfermería estaban vacantes en el año académico 2021-2022, según AACN.
Los programas de enfermería también requieren una formación práctica, que incluye prácticas supervisadas en hospitales, clínicas y otros entornos sanitarios.
"Ampliar un programa de enfermería no es una tarea fácil", afirma Donna Meyer, directora general de Organization for Associate Degree Nursing (OADN), un grupo con sede en San Diego que aboga por la educación de enfermería en los colegios comunitarios.
En su anterior trabajo como decana de ciencias de la salud en Lewis and Clark Community College de Godfrey, en Illinois, Meyer explicó que amplió el programa de enfermería de 93 a 300 estudiantes. Pero ello requirió una gran inversión. "Construimos un edificio nuevo, obtuvimos recursos para contratar especialistas en aprendizaje, tener un laboratorio de simulación y contratar a más profesores", recordó.
Las inscripciones universitarias en general también han descendido un 5 por ciento desde el comienzo de la pandemia, lo que le da a los empleadores del sector sanitario y a todos los demás que dependen de trabajadores altamente cualificados motivos para preocuparse por la futura mano de obra.
La medida de Manning para aflojar las normas de educación de enfermería fue respaldada por la asociación estatal de hospitales y Ivy Tech Community College, el colegio comunitario estatal de Indiana. Sin embargo, solo fue apoyada parcialmente por la Asociación de Enfermeras del Estado de Indiana (ISNA), un grupo profesional.
Ivy Tech rechazó a unos 300 estudiantes cualificados el año pasado por problemas de capacidad, dijo Mary Jane Michalak, vicepresidenta de asuntos públicos de la universidad. "No podíamos aceptarlos, porque no teníamos profesorado para impartir las clases y no teníamos clínicas disponibles para colocar a los estudiantes".
Según Michalak, la nueva ley resuelve ambos obstáculos, ya que permite a la universidad contratar más profesorado a tiempo parcial y cambiar algunas horas de formación clínica por horas de simulación.
La ley elimina los límites al crecimiento de la matrícula si el 80 por ciento de los graduados de un programa aprueban los exámenes para obtener la licencia de enfermería. La proporción de horas clínicas que se pueden sustituir también depende de los índices de aprobación de los exámenes.
Sin embargo, a algunos miembros de ISNA les preocupa que estos cambios diluyan la calidad de la educación de las enfermeras en el estado, dijo Blayne Miley, director de política y defensa de la asociación.
"ISNA inició estas regulaciones en un esfuerzo por garantizar la calidad de la educación en enfermería, y el proyecto de ley reduce esas restricciones", dijo.
Los administradores de las universidades de cuatro años y los miembros de la facultad presionaron con éxito para asegurar que el proyecto de ley no autorizara a las universidades de cuatro años a contratar más profesores de medio tiempo.
La naturaleza de las sesiones legislativas de este año determinó los proyectos de ley que se aprobaron. En Indiana, este año los legisladores no estaban debatiendo el presupuesto bienal del estado.
Pero, en Nuevo México, los legisladores solo podían considerar la legislación pertinente al presupuesto anual, dijo Walker. Por eso, NMNA se centró en aumentar los fondos para la educación de las enfermeras.
"Es un gran asunto", dijo Walker acerca de los millones de dólares que los legisladores reservaron para financiar los puestos de la facultad. Señaló que los legisladores también ampliaron las becas universitarias para todos los estudiantes, lo que ayudará a los aspirantes a enfermeros, y aprobaron créditos fiscales de 1,000 dólares para los enfermeros que este año trabajaron de tiempo completo en un hospital.
Es probable que Ivy Tech le pida a los legisladores de Indiana más fondos el próximo año, dijo Michalak. La universidad necesitará al menos 8.7 millones de dólares en financiación recurrente y 12.1 millones de dólares en financiación única para equipamiento, suministros y profesorado para alcanzar su objetivo de graduar 600 enfermeras más al año para 2025, dijo. Parte de ese dinero procederá de subvenciones del sector privado.
Algunos legisladores también sostienen que los estados deben centrarse en mejorar los puestos de trabajo de enfermería, así como en aumentar la oferta de enfermeras.
"No queremos perder a personas que han hecho una carrera en esto y que se van porque tienen cargas de pacientes que no son manejables y condiciones de trabajo que no son justas", dijo Marcus Riccelli, representante demócrata del estado de Washington.
Riccelli se mostró "totalmente partidario" de la nueva financiación de la formación de enfermería en Washington, pero se mostró decepcionado ante el hecho de que un proyecto de ley, relacionado con la seguridad de los trabajadores, que él defendía haya muerto en el comité. El proyecto de ley habría establecido una proporción mínima de enfermeras por paciente y habría reforzado las normas relativas a los descansos obligatorios para comer y descansar.
WSHA se opuso a su proyecto de ley, y calculó que, con el proyecto original, los hospitales habrían tenido que contratar a 15,000 enfermeras y auxiliares de enfermería adicionales para cumplir con los mínimos de personal.
El proyecto de ley no solucionaría la escasez existente, dijo Chelene Whiteaker, vicepresidenta senior de asuntos gubernamentales de la asociación de hospitales. "En todo caso, creo que las agrava y daría lugar a racionar los servicios de salud".